Por dónde empezamos...
Si estás pensando en cambiarte del ordenador de sobremesa a un ordenador portátil, tenemos que decirte que has optado por una buena opción. Dispondrás de libertad para trabajar en el lugar que desees, no necesitarás un aparato de tamaño excesivo para tener una buena herramienta de trabajo y lo mejor de todo es que no perderás lo que estás haciendo si se te va la luz (siempre y cuando tengas la batería del ordenador puesta y cargada). Estas y muchas ventajas más son las que tendrás gracias a los ordenadores portátiles.
Pero antes de lanzarte a la piscina y comprar el primer ordenador que veas, tienes que tener en cuenta algunas cosas. Por ejemplo la potencia y capacidad de sus componentes. Esto lo puedes chequear fácilmente echando un ojo a la ficha de características del producto (suele estar en una pestaña específica bajos la fotografía del dispositivo).
Nuestra sugerencia personal es mirar con lupa al menos estos cuatro componentes:
(1) La memoria RAM. Te permitirá hacer varias cosas en distintos programas al mismo tiempo.
(2) El procesador. Es una pieza pequeñita pero esencial. Si tu procesador es de los malos todo se volverá lento y tedioso
(3) El disco duro. Donde todo lo importante está guardado, como si fuera la estantería de una biblioteca.
(4) La tarjeta gráfica del ordenador. Cuando esta pieza funciona como debe, todo se muestra en pantalla con detalle sin parpadeos, líneas ni cuadraditos raros.
Luego que te has asegurado de que la oferta que más te llamó la atención no flaquea en ninguno de esos cuatro pilares, te falta preguntarte si el tamaño de pantalla se ajusta a lo que necesitas.
¿Importa el tamaño de la pantalla?
Respecto al funcionamiento o el rendimiento, no importará si tiene 13 pulgadas, 15 o más. En lo único en lo que afecta el tamaño de la pantalla es en eso, el tamaño, en cómo de grande o de pequeño vas a ver el contenido que salga en la pantalla, si podrás abrir y ver cómodamente dos ventanas al mismo tiempo o tendrás que hacer «malabares», maximizando, minimizando y ajustando a lo loco el tamaño de las ventanas.
Eso sí, la clave sin lugar a dudas es que te fijes en la tarjeta gráfica, ya que como te hemos comentado va a influir en la calidad de lo que se muestra en pantalla.
Y como no eres de los que se precipitan sin comprobar bien las cosas, te harás una última pregunta:
¿Cuál es el mejor procesador para mi portátil?
Eso dependerá del sistema operativo que tenga tu ordenador. Por ejemplo, si buscas un IOS (de Apple), no vas a conseguir hacer una comparativa precisa con otro producto que utilice el sistema operativo Windows o Linux.
Para un ordenador con el sistema operativo IOS, deberás fijarte en el número de chip que tenga (cuanto más elevado sea la cifra mejor). Pero la verdad es que no importará tanto, porque compres el que compres te va a ir súper rápido, de ahí que los precios de los ordenadores de la marca Apple tengan un precio más alto que el de sus competidores.
Pero si estás buscando un ordenador con el sistema operativo Windows (de Microsoft), los fabricantes más comunes son INTEL y AMD (repetimos la regla de cuanto mayor sea el número será más actual y rápido). Si el uso que le vas a dar a tu portátil es diario, Microsoft recomienda un sistema operativo Intel Core i5 o un AMD Amdzen 5.
Y si lo tuyo son los videojuegos (porque eres un gamer 100%), o te va la fotografía o la edición de videos, es recomendable un Intel Core i7 / i9, un AMD Amdzen 7 o Ryzen Mobile 7 (para un uso todavía más relajado tienes la opción de comprar un ordenador con el sistema operativo de la serie 3).
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